En octubre pasado, Estafeta fue invitada a participar en el Congreso de Movilidad Sostenible SUM 21, en Bilbao, España. La exploración de nuevas posibilidades, encaminadas a reducir el impacto de la actividad humana en el medio ambiente fue extraordinaria. Después de dos días de presentación de proyectos, innovaciones tecnológicas y experiencias, se firmó un acuerdo en el que todos los actores de la movilidad española establecieron el compromiso de unirse para que en 2030 la transición energética sea una realidad que sirva de palanca a la descarbonización de la movilidad de personas y mercancías.
El tema tiene una relevancia vital, es evidente la manera en que se ha trastornado el clima mundialmente, el calentamiento global está presente, no como el tema de moda, sino como “el tema” nodal para la sostenibilidad de la vida misma.
El llamado de atención por parte de organismos internacionales, como el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU, urge cada vez más a unir esfuerzos para conseguir las metas planteadas en los foros globales que, hay que decirlo, quedan expectantes ante una dinámica económica que no se detiene en su exigencia de recursos para proveer de mercancías a las grandes economías; es el caso de la reciente COP26, en la que China e India insistieron en solo reducir el uso de combustibles fósiles quitando la palabra “eliminar” del acuerdo.
Al parecer, es precisamente eliminar el uso de los combustibles fósiles el paso lógico a seguir, ya que a ellos se atribuye el mayor porcentaje de generación de gases de efecto invernadero, sin embargo, la realización de este plan es lejana aún.
Las industrias del transporte y la movilidad se encuentran trabajando con seriedad en alternativas energéticas que permitan dejar de consumir gasolina, diésel o carbón, pero queda mucho camino por recorrer. Los vehículos eléctricos, el hidrógeno, el metano producido a través de biomasa deben resolver una serie importante de retos para poder pensar en ellos como la alternativa que mantenga en funcionamiento la movilidad global.
Aun cuando hay avances importantes, el cálculo realizado por el grupo de expertos sobre cambio climático muestra que las acciones emprendidas hasta ahora suponen un incremento de 2.7 °C en la temperatura global para 2050. Ellos mismos han indicado que un calentamiento máximo de 1.5 °C sería apenas aceptable.
El acuerdo firmado en Bilbao, en octubre, es importante porque lleva implícito el compromiso de los gobiernos, la industria y los ciudadanos para encontrar un camino que haga posible la construcción de una movilidad sostenible, compromiso que muchos no están dispuestos a asumir. Para nosotros en Estafeta, ese camino comienza con la eficiencia como uno de nuestros valores corporativos, conscientes de que los recursos de todo tipo deben ser bien aprovechados no sólo para tener un negocio saludable y viable a través del tiempo, sino para dar a las nuevas generaciones la oportunidad de encontrar sus propios caminos en un mundo habitable, al menos.
Ser eficientes, hacer más con menos, es una práctica posible de poner en marcha en lo inmediato, se requiere creatividad, inteligencia, pero sobre todo voluntad para poder avanzar hacia una distribución de mercancías sostenible.
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